viernes, 18 de octubre de 2013

Instrucciones para sonreír


  


  Levántese y muéstrese al mundo.

  Si la luz de un nuevo día no fuese motivo suficiente para sentirse feliz es que ha alcanzado ya la edad adulta, si, yo también le compadezco. Siempre es una desgracia dejar de comprender a Saint-Exupery como debe de comprenderse.
  Sin embargo, no todo está perdido, a continuación le explicaré como poner remedio a esto.

  Diríjase de la cama al espejo como una masa de carne sin rostro, ni manos, ni orejas. Observe su reflejo. Si aún no lo ha conseguido piense en la realidad que le rodea, en su vida, o en el ladrón de bicicletas.
  Si aún así no terminó de cogerle la gracia al asunto no se preocupe, pero he de advertirle que si se demora puede que no dentro de mucho desee cambiar su vida entera por un trineo.

  Ahora rasgue los ojos y tire de ellos dos hilos de seda que lleguen al borde de los labios, en el punto exacto donde se guardan las mentiras. Tal vez sienta que corren hormigas por su rostro. No se preocupe, pues esto no responde a ningún cuadro patológico, sin embargo si conviene reseñar que si siente mariposas está usted perdido y que para distinguirlas de las polillas, sin lugar a dudas mucho mas peligrosas, para acertar con el diagnóstico correcto deberá recurrir a la sabiduría innata de un niño.

  Sigamos...

  Tire levemente de los hilos que previamente descolgó de su mirada. Ya casi lo está consiguiendo...

  Ahora repita esta misma operación en la calle; ante el conductor del autobús, la mujer que le sirve el pan o ante nadie en particular.
  Pronto las neuronas espejo estarán haciendo de las suyas y habrá gente que le devuelva la sonrisa. 
  También se ha dado el caso de personas a las que le llegó un mal gesto como pago por su sonrisa. Si esto fuera así le están culpando del castigo de Atlas, y porque no, también del de Sísifo. Esto tampoco hubiera de preocuparle, pues yo mismo le puedo confirmar que no ha tenido nada que ver, excepto ser y estar.

  Antes de que usted se haya dado cuenta habrá desatado una plaga y su sonrisa comenzará a multiplicarse en una progresión malthusiana: habrá echo sonreír al conductor del autobús y esté habrá echo lo mismo con la señora que le atendió en el kiosko.

  Está presenciando como su sonrisa se hace múltiple y el universo se está reordenando. Einstein está haciendo de las suyas y está procediendo a curvar y relativizarlo todo.

  Enhorabuena, está a punto de cambiar el mundo.

  Duración de una sonrisa: menos de un segundo.
  Su efecto: se prolonga a lo largo de tres generaciones asumiendo su mayor potencialidad en la última. Se ha llegado a dar algún caso de que alcanzar a una cuarta generación si se rasgaron mucho los ojos y los hilos no llegaron a romperse.