lunes, 25 de noviembre de 2013

Fisioterapia y suelo pélvico

Todos hemos oído hablar de la incontinencia urinaria y últimamente parece que es lo más normal del mundo que, sobre todo las mujeres, la padezcamos y debamos resignarnos a ello. Esto último lo digo porque la industria ha descubierto un filón y nos anuncian las compresas para “pérdidas de orina” como la solución a ese problema. No son una solución, sino un remedio.



Este artículo pretende dar a conocer a la población en general la existencia de terapias que previenen y tratan esta disfunción.

Hay un cierto pudor en comentar al médico o la enfermera que se tienen problemas de este tipo. Posiblemente porque nuestra cultura tiende a ocultar todo aquello perteneciente a la esfera uro-genital, a pesar de que influya tantísimo en nuestra calidad de vida. En numerosos estudios se ha cuantificado cómo puede la IU afectar a la calidad de vida de quienes la padecen y está ocupando puestos por encima de la diabetes, la hipertensión, dolores de espalda e incluso el infarto de miocardio.

¿Por qué, entonces, la obviamos y vivimos con ella? Posiblemente porque no sabemos que existe la posibilidad de no hacerlo, de no resignarse.

Además de medicación y de intervenciones quirúrgicas, que se practican cuando la disfunción es de un calibre mayor, existe un tratamiento que, impartido por fisioterapeutas especializados, consiguen la norrmalización de dicha alteración.

Ya sea incontinencia de esfuerzo o de urgencia, se tengan prolapsos hasta de grado II, problemas de estreñimiento crónico, molestias en las relaciones sexuales, enuresis o dolor pélvico crónico, se puede acudir a este profesional.

El fisioterapeuta especialista en Pelviperineología (así se llama la especialidad) nos hará toda una batería de preguntas, valorará el estado de nuestro periné, cincha abdominal y diafragma, y con toda la información recabada, emitirá un diagnóstico especificando el origen de nuestro problema, y nos lo explicará adaptándose a nuestros conocimientos previos, porque uno se implica más en aquello que conoce. Y nuestro propio cuerpo merece que lo conozcamos y nos preocupemos y ocupemos de él.





Ya en este punto, el profesional sanitario tiene a su alcance distintos medios para llegar al objetivo: terapia manual, elecroterapia, bio-feedback, ejercicios hipopresivos y de pilates, los conocidos ejercicios de Kegel, punción seca, termoterapia,…

Algunos de estos aparatos refuerzan el fortalecimiento de la zona perineal, otros, persiguen la relajación de músculos que pueden estar afectados, pero es la labor de fisioterapeuta la que es indispensable para alcanzar un funcionamiento correcto o la eliminación de las molestias.

Otro factor, tan importante o más que el fisioterapeuta, es el propio paciente, que debe involucrarse activamente en su recuperación. De nada o casi nada sirve que se deje todo en manos de otro, es uno mismo el que debe aprender y comprometerse a trabajar en la recuperación de las funciones perdidas o deterioradas.


Como fisioterapeuta especialista en Pelviperineología, recomiendo que acudan a un profesional cualificado para estas labores porque, si bien cualquier fisioterapeuta tiene las nociones básicas para estos tratamientos, lo verdaderamente importante es tener un diagnóstico adecuado de nuestra disfunción, y eso sólo nos lo dará la persona formada específicamente en esta materia.




No cabe la desesperanza: con ayuda y trabajo, podemos recuperar una vida sin limitaciones y sin compresas.

Eva Compés 

Fisioterapeuta experta en Pelviperineología

viernes, 18 de octubre de 2013

Instrucciones para sonreír


  


  Levántese y muéstrese al mundo.

  Si la luz de un nuevo día no fuese motivo suficiente para sentirse feliz es que ha alcanzado ya la edad adulta, si, yo también le compadezco. Siempre es una desgracia dejar de comprender a Saint-Exupery como debe de comprenderse.
  Sin embargo, no todo está perdido, a continuación le explicaré como poner remedio a esto.

  Diríjase de la cama al espejo como una masa de carne sin rostro, ni manos, ni orejas. Observe su reflejo. Si aún no lo ha conseguido piense en la realidad que le rodea, en su vida, o en el ladrón de bicicletas.
  Si aún así no terminó de cogerle la gracia al asunto no se preocupe, pero he de advertirle que si se demora puede que no dentro de mucho desee cambiar su vida entera por un trineo.

  Ahora rasgue los ojos y tire de ellos dos hilos de seda que lleguen al borde de los labios, en el punto exacto donde se guardan las mentiras. Tal vez sienta que corren hormigas por su rostro. No se preocupe, pues esto no responde a ningún cuadro patológico, sin embargo si conviene reseñar que si siente mariposas está usted perdido y que para distinguirlas de las polillas, sin lugar a dudas mucho mas peligrosas, para acertar con el diagnóstico correcto deberá recurrir a la sabiduría innata de un niño.

  Sigamos...

  Tire levemente de los hilos que previamente descolgó de su mirada. Ya casi lo está consiguiendo...

  Ahora repita esta misma operación en la calle; ante el conductor del autobús, la mujer que le sirve el pan o ante nadie en particular.
  Pronto las neuronas espejo estarán haciendo de las suyas y habrá gente que le devuelva la sonrisa. 
  También se ha dado el caso de personas a las que le llegó un mal gesto como pago por su sonrisa. Si esto fuera así le están culpando del castigo de Atlas, y porque no, también del de Sísifo. Esto tampoco hubiera de preocuparle, pues yo mismo le puedo confirmar que no ha tenido nada que ver, excepto ser y estar.

  Antes de que usted se haya dado cuenta habrá desatado una plaga y su sonrisa comenzará a multiplicarse en una progresión malthusiana: habrá echo sonreír al conductor del autobús y esté habrá echo lo mismo con la señora que le atendió en el kiosko.

  Está presenciando como su sonrisa se hace múltiple y el universo se está reordenando. Einstein está haciendo de las suyas y está procediendo a curvar y relativizarlo todo.

  Enhorabuena, está a punto de cambiar el mundo.

  Duración de una sonrisa: menos de un segundo.
  Su efecto: se prolonga a lo largo de tres generaciones asumiendo su mayor potencialidad en la última. Se ha llegado a dar algún caso de que alcanzar a una cuarta generación si se rasgaron mucho los ojos y los hilos no llegaron a romperse.