Todos hemos oído hablar de la incontinencia urinaria
y últimamente parece que es lo más normal del mundo que, sobre todo las mujeres,
la padezcamos y debamos resignarnos a ello. Esto último lo digo porque la
industria ha descubierto un filón y nos anuncian las compresas para “pérdidas
de orina” como la solución a ese problema. No son una solución, sino un
remedio.
Este artículo pretende dar a conocer a la población
en general la existencia de terapias que previenen y tratan esta disfunción.
Hay un cierto pudor en comentar al médico o la
enfermera que se tienen problemas de este tipo. Posiblemente porque nuestra
cultura tiende a ocultar todo aquello perteneciente a la esfera uro-genital, a
pesar de que influya tantísimo en nuestra calidad de vida. En numerosos
estudios se ha cuantificado cómo puede la IU afectar a la calidad de vida de
quienes la padecen y está ocupando puestos por encima de la diabetes, la
hipertensión, dolores de espalda e incluso el infarto de miocardio.
¿Por qué, entonces, la obviamos y vivimos con ella?
Posiblemente porque no sabemos que existe la posibilidad de no hacerlo, de no
resignarse.
Además de medicación y de intervenciones
quirúrgicas, que se practican cuando la disfunción es de un calibre mayor,
existe un tratamiento que, impartido por fisioterapeutas especializados,
consiguen la norrmalización de dicha alteración.
Ya sea incontinencia de esfuerzo o de urgencia, se
tengan prolapsos hasta de grado II, problemas de estreñimiento crónico,
molestias en las relaciones sexuales, enuresis o dolor pélvico crónico, se
puede acudir a este profesional.
El fisioterapeuta especialista en Pelviperineología
(así se llama la especialidad) nos hará toda una batería de preguntas, valorará
el estado de nuestro periné, cincha abdominal y diafragma, y con toda la
información recabada, emitirá un diagnóstico especificando el origen de nuestro
problema, y nos lo explicará adaptándose a nuestros conocimientos previos,
porque uno se implica más en aquello que conoce. Y nuestro propio cuerpo merece
que lo conozcamos y nos preocupemos y ocupemos de él.
Ya en este punto, el profesional sanitario tiene a
su alcance distintos medios para llegar al objetivo: terapia manual,
elecroterapia, bio-feedback, ejercicios hipopresivos y de pilates, los
conocidos ejercicios de Kegel, punción seca, termoterapia,…
Algunos de estos aparatos refuerzan el
fortalecimiento de la zona perineal, otros, persiguen la relajación de músculos
que pueden estar afectados, pero es la labor de fisioterapeuta la que es
indispensable para alcanzar un funcionamiento correcto o la eliminación de las
molestias.
Otro factor, tan importante o más que el
fisioterapeuta, es el propio paciente, que debe involucrarse activamente en su
recuperación. De nada o casi nada sirve que se deje todo en manos de otro, es
uno mismo el que debe aprender y comprometerse a trabajar en la recuperación de
las funciones perdidas o deterioradas.
Como fisioterapeuta especialista en
Pelviperineología, recomiendo que acudan a un profesional cualificado para
estas labores porque, si bien cualquier fisioterapeuta tiene las nociones
básicas para estos tratamientos, lo verdaderamente importante es tener un diagnóstico
adecuado de nuestra disfunción, y eso sólo nos lo dará la persona formada
específicamente en esta materia.
No cabe la desesperanza: con ayuda y trabajo,
podemos recuperar una vida sin limitaciones y sin compresas.
Eva Compés
Fisioterapeuta experta en Pelviperineología
Eva Compés
Fisioterapeuta experta en Pelviperineología
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